23 de diciembre de 2014

Diferentes trastornos alimenticios


Los trastornos de la conducta alimentaria o TCA son una de las enfermedades más significativas del siglo XXI. Los TCA son la tercera causa de enfermedad crónica más importante en adolescentes, constituyen una verdadera epidemia de salud. Las cifras de personas afectadas por el TCA no cesan de aumentar.
Hoy en día se conoce algo mejor el más letal e impactante de estos problemas, la Anorexia Nerviosa, seguido muy de cerca en gravedad y riesgo vital por la Bulimia Nerviosa. Pero cada vez está cobrando más relevancia el Trastorno por Atracón, denominado popularmente Trastorno del Comedor Compulsivo. Este trastorno era casi desconocido hasta hace poco, pero actualmente se sabe que una de cada tres personas que sufren obesidad están padeciendo, en realidad, un trastorno por atracón.
Hay un número importante de personas afectadas por TCA que sufren incluso una combinación de síntomas de varios de estas enfermedades alimentarias. A este tipo de trastornos los llamamos Tcane o Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado.
Recientemente se han ido identificando otros trastornos con similares rasgos clínicos a los TCA descritos, como es la Ortorexia o la obsesión patológica por comer sano, la Vigorexia u obsesión por aumentar la musculatura o definirla de modo patológico, y la Drunkorexia o ingesta excesiva de alcohol en el contexto de un TCA, entre otros.

Trastornos alimenticios
Foto by -S

Problemas sociales de los pacientes de TCA

Es de vital importancia que se ofrezca un adecuado tratamiento de trastornos alimenticios para estas patologías, ya que además de los problemas de salud generan problemas personales y sociales.

  • En la Anorexia Nerviosa, el bajo peso y la desnutrición general afectan muy negativamente al funcionamiento del cerebro y del sistema hormonal, causan descalcificación de los huesos, caída del cabello, desecamiento de la piel, fragilidad y rotura de las uñas, alteraciones digestivas y cardíacas, pérdida de masa muscular y de grasa necesaria para vivir, además de debilidad y malestar generalizados.
    Pero además de esta problemática, la persona se retrae socialmente, se aísla y se sume en sus pensamientos de manera obsesiva, llegando a distanciarse notablemente de sus amistades, pareja y familia. También se encuentran más depresivos e irritables, y aumenta el número de obsesiones y rituales o hábitos que se ejecutan de modo compulsivo. Esto causa una gran interferencia en la vida social y en las relaciones del individuo afectado, por lo que detectar la anorexia en sus estadios iniciales se hace indispensable para aumentar las pobrabilidades de éxito del tratamiento.


  • Cuando la persona sufre una Bulimia Nerviosa, se descompensan habitualmente los minerales básicos para el funcionamiento del corazón y de los demás órganos vitales. El aparato digestivo se daña en gran medida, sobre todo el tracto digestivo y los dientes, debido al ácido estomacal producido con el vómito. También se generan múltiples dificultades en el aparato nervioso, cardíaco y muscular, además de estreñimiento y deterioro del cabello, piel y uñas.
    A nivel social, la persona sufre una intensa falta de control de sus estados emocionales, mostrándose irritable, agitada y agresiva muchas veces, o decaída y desanimada en otras ocasiones. La falta de control de impulsos puede llevar a aumentar el consumo de alcohol, tabaco u otro tipo de sustancias, agravando la falta de manejo emocional, la euforia, la agitación y la irritabilidad, y por tanto causando grandes interferencias en su vida afectiva y en las relaciones con los demás.


  • En el Trastorno por Atracón hay dificultades de salud derivadas del sobrepeso o la obesidad, así como del consumo excesivo de grasas y azúcares. Los afectados por un Trastorno por Atracón son más propensos a padecer trastornos circulatorios, cardíacos o a la sobrecarga de las articulaciones, por ejemplo.
    A nivel social se produce también un importante aislamiento, la persona se siente diferente y esto genera sentimientos depresivos y de baja autoestima. Muchas veces aparece una evitación de las relaciones directamente, o incluso un miedo intenso a estar en compañía de otras personas. Las personas enfermas llegan a evitar un amplio abanico de actividades, como puede ser nadar, ir a la playa o a una discoteca, o cualquier tipo de actividades de ocio o al aire libre. Esto se explica por la vergüenza que sienten al exponer su cuerpo, así como por el rechazo hacia su peso y figura. Esto impide y trastoca mucho la vida social de las personas afectadas.



  • La vida de un paciente con trastornos alimenticios

    La calidad de vida de las personas que padecen un trastorno alimenticio está muy reducida, ya que sus pensamientos, emociones y conductas están condicionadas en gran parte por esta enfermedad. Las actividades diarias suelen estar dictadas por la patología alimentaria, la cual incita a la persona afectada a continuar con el problema y a presentar resistencias al tratamiento. La obsesión con los alimentos, el ejercicio o la falta del mismo y la necesidad de adelgazar a toda costa, ocupan la mayor parte del tiempo y del espacio mental de estos pacientes.
    Obsesión por el peso de los pacientes de un TCA
    Foto by Elena Campos

    También hay un buen número de conductas diarias que sólo sirven para mantener o agravar el trastorno alimentario, siendo muy frecuentes las estrategias de manipulación para mantener el secreto sobre los atracones, vómitos, restricción de alimentos, uso de laxantes, diuréticos o quemagrasas, según sea el caso. Las relaciones sociales están muy limitadas por la enfermedad. Las personas enfermas suelen rodearse a su vez de personas con problemas similares o de personas que, de algún modo, fomentan, mantienen o encubren sus conductas patológicas con la alimentación o el ejercicio.
    En caso de estar realizando un tratamiento, los pacientes suelen necesitar terapias de modo diario o casi diario, ya que cuando logran dar el primer paso hacia la curación suelen encontrarse muy graves o, directamente, han tocado fondo. Una vez iniciado, el tratamiento ocupa una buena parte del tiempo de las personas afectadas y también es necesaria la ayuda de su entorno cercano.
    La curación se constituye como una difícil batalla, paso a paso y de manera gradual, hacia la recuperación de la salud y de una aceptable calidad de vida. La recompensa, sin embargo, es cuantiosa, ya que las personas que se curan de un trastorno alimenticio mejoran su calidad de vida y su bienestar psicológico, a niveles aún mayores que los que tenían antes de contraer la enfermedad.

    La felicidad y los pacientes con TCA

    Con el tratamiento del TCA el individuo adquiere una mejor comprensión de sus relaciones familiares, de pareja, de amistad, académica y laboral, siendo capaz de gestionar los conflictos de una manera más madura y adecuada a las situaciones sociales. También es capaz de realizar tomas de decisiones más meditadas y equilibradas, interpretando la realidad de manera más calmada, conjugando razón y emoción al mismo tiempo. Entonces puede llevar a cabo itinerarios académicos o laborales adecuados a uno mismo.
    Los pacientes aprenden también a mantener unos hábitos equilibrados de alimentación, conociendo las combinaciones de alimentos que les permitirán conservar un buen estado de salud durante toda su vida, a mantenerse alejados de dietas milagro y de los hábitos perniciosos fomentados por la enfermedad alimentaria y las modas del momento. Lo mismo sucede con los hábitos de ejercicio, el paciente halla maneras seguras y adaptadas a sus propias características para realizar una actividad beneficiosa para su salud. Se elimina así la pasividad y el sedentarismo de algunos casos o el ejercicio compulsivo y extenuante de otros.
    Las personas son capaces de experimentar más emociones positivas, de sentirse cada vez más felices, algo que les había robado el trastorno alimentario. Al saber gestionar sus emociones, conocen estrategias para no recrearse en el malestar ni interpretar la realidad de modo casi siempre negativo, a no desear metas enfermizas como la delgadez extrema o un cuerpo que no nos corresponde, a manejar la ansiedad y el desánimo cuando aparecen, a saber aceptar las pequeñas o grandes crisis de la vida y a resolver sus asuntos de la mejor manera para ellos y para su entorno.
    La felicidad es posible cuando las personas emprenden el camino hacia la curación, logrando de hecho un nivel de salud psicológica mayor que el que tenían en épocas anteriores al TCA.

    ¿La vida mejora después del tratamiento?

    Como hemos visto, una vez realizado un tratamiento de rehabilitación de los trastornos de la alimenticios, los pacientes mejoran de modo paulatino su calidad de vida. Durante el proceso para curarse de un TCA las personas van aprendiendo a gestionar de manera más eficaz sus emociones, mejoran notablemente su autoestima y la valoración de sí mismas, se conocen y se comprenden mejor.
    Tomando como ejemplo casos reales que se han rehabilitado, podemos hablar del caso de una paciente con Anorexia Restrictiva, con grave pronóstico y un peso extremadamente bajo. Esta paciente, tras varios años de tratamiento, pudo ir comprendiendo los factores personales, familiares y sociales que la condujeron a esa enfermedad. Aún antes de alcanzar la mejoría, pudo llegar a tener pareja estable, cursar estudios universitarios y trabajar en la ayuda social. Más adelante, logró situarse en un peso, alimentación y actividad física saludables. Pasó de ser casi inexpresiva emocionalmente a poder desplegar un amplio abanico de reacciones emocionales, a relacionarse con los demás de manera habitual y procurando el bienestar de la mayoría. Lo que más costó mejorar fue su intenso nivel de perfeccionismo y la idealización de la delgadez, que tomaba del mundo de la moda. Una vez que contrajo matrimonio y pudo llegar a ser madre, su perfeccionismo y su ideal de delgadez pasaron a un segundo plano, mejorando la satisfacción consigo misma, su autoestima y su estabilidad emocional.
    Curación de los trastornos alimenticios
    Foto by Julián Pavón

    El caso de otra paciente con Bulimia Nerviosa fue realmente dramático en sus inicios, debido a la elevada frecuencia de vómitos que realizaba, el gran rechazo hacia sí misma y el dolor que sentía con respecto a su imagen y figura. Era una chica bastante insegura, que había sido criada por una madre que también padecía un trastorno alimenticio, quizá una Anorexia Nerviosa, pero nunca había querido ponerse a tratamiento. Es más frecuente de lo que se piensa que los familiares también padezcan el TCA. La lucha de esta paciente y su tenacidad lograron una rápida mejoría, en apenas tres años pudo mejorar notablemente su relación con la comida, la autoestima, las relaciones sociales y familiares y proseguir sus estudios. Hay que tener en cuenta que, según criterios internacionales, la duración media del tratamiento es de 5 a 6 años, para conseguir una mejoría suficiente. La calidad de vida de esta persona es excelente, en todas las áreas.
    Hay otro caso que se curó en un tiempo breve, esta vez de un chico que padecía trastorno por atracón. Los chicos suelen pasar desapercibidos en cuanto a este trastorno en concreto y al TCA en general, ya que en estos casos simplemente se considera que tienen sobrepeso. Normalmente no se piensa que experimenten dificultades psicológicas, rechazo hacia su cuerpo e ingieran alimentos de modo compulsivo y con ansiedad. Este paciente fue capaz de transformar su personalidad, encontrarse satisfecho consigo mismo, desarrollar una responsabilidad y una seguridad personal de las que carecía casi por completo, según sus propias palabras. Ha sido capaz de seguir estudiando y trabajando, al mismo tiempo que ha dejado de darse atracones y mantiene su peso en límites normales. La mejoría psicológica es tan grande, que su entorno opina que ha dado un giro de 180 grados. Su calidad de vida y su satisfacción son una motivación y un ejemplo para otros pacientes.
    Esperamos que este artículo os haya resuelto algunas dudas, si consideráis que esta información le puede resultar interesante a alguna amiga o amigo, no dudéis en compartirlo en vuestro muro
    ¡Hasta pronto!

    3 de diciembre de 2014

    Las Causas y la Prevención de la Obesidad Infantil

    La obesidad infantil es una de las epidemias de salud más graves de nuestros tiempos. Este gran problema sanitario afecta sobre todo a países avanzados a nivel industrial. Sin embargo, ya está llegando a extenderse a las áreas urbanas de los países en vías de desarrollo. La Organización Mundial de la Salud calcula que existen ya 42 millones de niños obesos en el planeta. ¿Y por qué se genera este grave problema? Las posibles causas de la obesidad infantil son diversas. Un motivo fundamental es que nuestras dietas se han modificado en las últimas décadas, ahora abundan los productos altos en grasas y azúcares, muchas veces de origen industrial y negativos para la salud. Este tipo de alimentos carecen, además, de muchos nutrientes necesarios, como ácidos grasos esenciales, hidratos de carbono complejos, vitaminas y minerales. Por otra parte, nuestras sociedades urbanas están cada vez más avanzadas en tecnología, y por eso necesitamos emplear poca actividad física para trabajar, desplazarnos o divertirnos. El ocio y el trabajo son cada vez más sedentarios.
    Es una realidad que alimentación y hábitos de los menores dependen muchísimo de las personas que les crían. Por eso mismo necesitamos comprender la magnitud del problema y cómo podemos prevenir y curar la obesidad infantil.

    Como Prevenir la Obesidad Infantil desde la Lactancia

    La prevención precoz de la obesidad infantil comienza desde los primeros momentos de vida. Desde el mismo embarazo es muy importante que la madre se alimente de manera equilibrada. El modo en el que se nutre la madre influirá en todas las áreas de desarrollo del feto, especialmente en su peso y dimensiones corporales. Una vez que el bebé ha nacido, es una buena estrategia en la prevención de la obesidad el que la madre opte y sea capaz de mantener una lactancia materna. El niño, la madre y el pecho sientan las primeras bases de una alimentación sana y equilibrada. De hecho, la leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para el crecimiento saludable del bebé, ya que la clase de proteínas, azúcares y grasas que contiene son las más beneficiosas para el ser humano en formación.
    Los estudios científicos europeos demuestran que la lactancia materna, mantenida al menos hasta los cuatro o seis meses, favorece el que los niños puedan crecer con un peso normal y evitar los problemas de sobrepeso y obesidad en la infancia. La leche materna ejerce un efecto protector, no solo ante enfermedades infecciosas, vómitos y diarreas, sino también ante el exceso de peso a lo largo de toda la infancia y adolescencia.

    La Obesidad Infanitil y La importancia de Comer en Familia

    Cuando el niño comienza a adquirir hábitos de alimentación, al igual que en el aprendizaje del resto de hábitos, va a imitar muchas de las conductas de su familia. Por eso es de vital importancia que la mayoría de las veces se pueda comer en familia, es un hecho que el sentarse juntos a la mesa favorece directamente la prevención de la obesidad infantil.
    Comer en familia ayuda a combatir la obesidad infantil
    Comer en familia es la mejor herramienta para combatir la obesidad infantil

    Los mejores hábitos nutricionales que puede transmitir la familia son los relativos a la dieta mediterránea. Es decir, el poder comer unas cuatro o cinco o piezas de fruta diarias, además de dos o tres raciones de verduras, una cantidad significativa de cereales a lo largo de la semana y pescado o carne en menor cantidad. Las grasas más saludables son las que la familia hace bien en incluir en su dieta, ya que así los niños pueden beneficiarse de sus importantes ventajas para su desarrollo: Los ácidos grasos esenciales, como los hallados en los frutos secos, el aceite de oliva y los pescados azules, son un buen ejemplo de grasas saludables, seguidos por las grasas de origen animal, que han probado ser menos perjudiciales de lo que se pensaba en los últimos años. Es importante que la familia no abuse de grasas y azúcares refinados e industriales, que más bien incluya este tipo de alimentos como algo anecdótico y esporádico.

    La Comida Rápida y la Obesidad Infantil

    La comida rápida suele contener un índice bastante alto de azúcares refinados, que junto con las grasas no saludables elevan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes en los menores. Es cada vez más elevada la proporción de niños que sufren estas enfermedades hoy en día, las cuales antes se hallaban más bien en población adulta.

    Los Refrescos Azucarados y la Obesidad Infantil

    Las patatas chips y los snacks, consumidos también a modo de hábito, fomentan la obesidad infantil. Esto es debido a la gran cantidad de grasas saturadas y a veces industriales, las llamadas “grasas malas”, que se acumulan en el organismo y dificultan su correcto funcionamiento. Este tipo de manera de consumir aperitivos industriales no es saludable, pero los niños pueden beneficiarse de los excelentes nutrientes que contiene este alimento si las consumen de forma tradicional cocidas, guisadas o al horno.

    Soluciones a la Obesidad Infantil

    Los tratamientos para la obesidad infantil pasan por la progresiva incorporación de hábitos de comida saludables y equilibrados. Los cambios necesarios no son fáciles, ya que partimos de hábitos perjudiciales que están muchas veces instaurados desde hace años. Además, muchos de los niños con obesidad o niños con sobrepeso padecen este desorden porque tienen dificultades psicológicas, las cuales muchas veces se hallan en la familia. Muchos niños comen compulsivamente debido a la ansiedad que sienten por otros motivos. En muchas ocasiones, una terapia individualizada ayuda a solucionar los problemas psicológicos que han llevado al niño o niña a comer desordenadamente, educando al niño progresivamente en hábitos de alimentación equilibrados, sin renunciar a alimentos sabrosos pero sanos.
    La terapia familiar es una poderosa herramienta para lograr la salud física y emocional de todos sus miembros, ya que averiguando las causas del malestar y ayudando a la familia a encontrar sus propias soluciones, se pueden ir modificando también los hábitos alimentarios que han conducido al peso excesivo. La actitud de los padres es muy importante para ayudar a toda la familia y para beneficiar, sobre todo, a los hijos. Las terapias para prevenir los problemas psicológicos y la obesidad infantil son muy útiles para lograr que tu hija o hijo crezcan como adultos sanos y felices. Siempre se está a tiempo de modificar un problema de salud, que muchas veces es psicológico y físico a la vez, y lograr un futuro sano para tus hijos.