El cuerpo delgado y de formas
andróginas parece haberse convertido en el símbolo de mujer actual. Se ha
llamado al siglo XX el siglo de la delgadez.
Volver la vista atrás
Desde mediados del pasado siglo,
tras la gran revolución industrial y cultural que se produce tras las grandes
guerras mundiales, el rol de la mujer cambia e extremo: Se incorpora al
trabajo, defiende condiciones igualitarias al hombre, todo muy válido, justo y
socialmente deseable.
Pero este cambio de rol trajo
consigo otros efectos indeseables, fruto de las grandes exigencias sociales
sobre la mujer: Se quiere una mujer trabajadora, deportista, ambiciosa,
independiente. Estos valores se asociaban antaño exclusivamente a lo masculino,
pero también se fomenta, de manera inconsciente y muchas veces indirecta, que la
mujer siga siendo suave, comprensiva, buena madre, buena pareja, solícita y
presente, buena cocinera, limpia y ordenada.
Más que un cambio de roles, los
roles se han multiplicado. Este ideal de “supermujer” que se fomenta causa
muchos problemas de autoestima y diversos trastornos psicológicos, entre los
cuales el más frecuente es el de la alimentación. Y es que la nutrición y el
cuerpo son, con gran frecuencia, el receptáculo más frecuente de nuestro
malestar psíquico.
También los nuevos roles, antes
ligados al hombre, conducen hacia un ideal de mujer agresiva, autónoma y con
ambición, lo cual tiene su paralelismo en el cuerpo andrógino, tubular, sin las
formas y redondeces asociadas a la maternidad. Este modelo estético ha sido
ampliamente difundido por el cine y las revistas de moda desde los años
sesenta, años en los que comienzan a debutar los primeros brotes de trastornos
alimentarios.
A finales del siglo veinte, los
trastornos alimentarios alcanzan proporciones de epidemia dentro de los
trastornos psicológicos. Hoy en día, y a pesar de la gran alarma social que
causan estas enfermedades, su avance continúa extendiéndose, alimentados por un
contexto social que equipara la delgadez y el perfeccionismo con el éxito
social, personal, e incluso con la felicidad.
La dictadura de la moda
Rápidamente se apreciaron las enormes
ganancias que generaba la industria cosmética y de la moda. Y este proceso ha
ido a más, hasta límites insospechados. En lugar de que la ropa se adapte a
nuestro cuerpo, la dictadura de la moda impone que el cuerpo se adapte a la
ropa. El culto al cuerpo, la obsesión con las formas perfectas y con la
delgadez, son muy rentables para la industria la moda, de la cirugía y de productos
y técnicas de adelgazamiento.
Las imágenes de mujeres que
aparecen en portadas de revistas, tanto femeninas como masculinas, son cada vez
más esbeltas y delgadas. Tendemos hacia medidas imposibles, incluso hay un
mercado dirigido hacia la extrema delgadez, con tallas como la cero. Estos
prototipos de extrema delgadez son idealizados por un sector de la población, y
son iconos que actúan como detonantes de trastornos alimentarios, entre otros
factores.
Las pasarelas de todo el mundo,
y no sólo la Cibeles, comienzan a prohibir que las modelos desfilen con índices
de infrapeso muy patológicos. Los trágicos fallecimientos de modelos con
trastornos de alimentación, las imágenes enfermizas y demacradas de muchas
otras y la presión de dicha industria para lograr la delgadez extrema en sus
trabajadoras, han creado una gran alarma social.
Las damas primero…
… Seguidas de los caballeros. La
obsesión con el perfeccionismo, la delgadez, las dietas y los bajos índices de
grasa han hecho mella principalmente en las mujeres, pero desde hace al menos
dos o tres décadas comienza a influir también en la población masculina.
Los trastornos alimentarios en
los hombres están aumentando, cada vez más. Antes del año 2000, los casos de
anorexia o de bulimia entre los hombres constituían el 5% del total. Hoy en día
ya son el 15 % de la población con desórdenes alimentarios.
Más vale una ayuda que diez consejos
Para nuestro equilibrio
psicológico, para nuestro bienestar físico y mental, es de vital importancia
escuchar a nuestro cuerpo y dejarnos aconsejar por los profesionales de la
salud. Es esencial poder liberarnos de cualquier moda o dictado que vaya en
contra de lo que es sano o pueda generarnos trastornos físicos o psicológicos.
La mejor ayuda es una ayuda a
tiempo. Una buena prevención comporta detectar actitudes y creencias rígidas,
perfeccionistas, obsesivas, desadaptadas, que nos causan infelicidad, y
detectar signos que nos alertan que algo va mal con nuestras emociones, con
nuestra alimentación y con nuestro cuerpo.
Pilar García, Directora del
Centro CATA
Annabella García, Patricia
Rodríguez, Psicólogas del Centro CATA