10 de diciembre de 2012

EL SIGLO DE LA DELGADEZ


El cuerpo delgado y de formas andróginas parece haberse convertido en el símbolo de mujer actual. Se ha llamado al siglo XX el siglo de la delgadez.

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Desde mediados del pasado siglo, tras la gran revolución industrial y cultural que se produce tras las grandes guerras mundiales, el rol de la mujer cambia e extremo: Se incorpora al trabajo, defiende condiciones igualitarias al hombre, todo muy válido, justo y socialmente deseable.

Pero este cambio de rol trajo consigo otros efectos indeseables, fruto de las grandes exigencias sociales sobre la mujer: Se quiere una mujer trabajadora, deportista, ambiciosa, independiente. Estos valores se asociaban antaño exclusivamente a lo masculino, pero también se fomenta, de manera inconsciente y muchas veces indirecta, que la mujer siga siendo suave, comprensiva, buena madre, buena pareja, solícita y presente, buena cocinera, limpia y ordenada.

Más que un cambio de roles, los roles se han multiplicado. Este ideal de “supermujer” que se fomenta causa muchos problemas de autoestima y diversos trastornos psicológicos, entre los cuales el más frecuente es el de la alimentación. Y es que la nutrición y el cuerpo son, con gran frecuencia, el receptáculo más frecuente de nuestro malestar psíquico.

También los nuevos roles, antes ligados al hombre, conducen hacia un ideal de mujer agresiva, autónoma y con ambición, lo cual tiene su paralelismo en el cuerpo andrógino, tubular, sin las formas y redondeces asociadas a la maternidad. Este modelo estético ha sido ampliamente difundido por el cine y las revistas de moda desde los años sesenta, años en los que comienzan a debutar los primeros brotes de trastornos alimentarios.

A finales del siglo veinte, los trastornos alimentarios alcanzan proporciones de epidemia dentro de los trastornos psicológicos. Hoy en día, y a pesar de la gran alarma social que causan estas enfermedades, su avance continúa extendiéndose, alimentados por un contexto social que equipara la delgadez y el perfeccionismo con el éxito social, personal, e incluso con la felicidad.

La dictadura de la moda

Rápidamente se apreciaron las enormes ganancias que generaba la industria cosmética y de la moda. Y este proceso ha ido a más, hasta límites insospechados. En lugar de que la ropa se adapte a nuestro cuerpo, la dictadura de la moda impone que el cuerpo se adapte a la ropa. El culto al cuerpo, la obsesión con las formas perfectas y con la delgadez, son muy rentables para la industria la moda, de la cirugía y de productos y técnicas de adelgazamiento.

Las imágenes de mujeres que aparecen en portadas de revistas, tanto femeninas como masculinas, son cada vez más esbeltas y delgadas. Tendemos hacia medidas imposibles, incluso hay un mercado dirigido hacia la extrema delgadez, con tallas como la cero. Estos prototipos de extrema delgadez son idealizados por un sector de la población, y son iconos que actúan como detonantes de trastornos alimentarios, entre otros factores.

Las pasarelas de todo el mundo, y no sólo la Cibeles, comienzan a prohibir que las modelos desfilen con índices de infrapeso muy patológicos. Los trágicos fallecimientos de modelos con trastornos de alimentación, las imágenes enfermizas y demacradas de muchas otras y la presión de dicha industria para lograr la delgadez extrema en sus trabajadoras, han creado una gran alarma social.

Las damas primero…

… Seguidas de los caballeros. La obsesión con el perfeccionismo, la delgadez, las dietas y los bajos índices de grasa han hecho mella principalmente en las mujeres, pero desde hace al menos dos o tres décadas comienza a influir también en la población masculina.

Los trastornos alimentarios en los hombres están aumentando, cada vez más. Antes del año 2000, los casos de anorexia o de bulimia entre los hombres constituían el 5% del total. Hoy en día ya son el 15 % de la población con desórdenes alimentarios.

 Más vale una ayuda que diez consejos

Para nuestro equilibrio psicológico, para nuestro bienestar físico y mental, es de vital importancia escuchar a nuestro cuerpo y dejarnos aconsejar por los profesionales de la salud. Es esencial poder liberarnos de cualquier moda o dictado que vaya en contra de lo que es sano o pueda generarnos trastornos físicos o psicológicos.

La mejor ayuda es una ayuda a tiempo. Una buena prevención comporta detectar actitudes y creencias rígidas, perfeccionistas, obsesivas, desadaptadas, que nos causan infelicidad, y detectar signos que nos alertan que algo va mal con nuestras emociones, con nuestra alimentación y con nuestro cuerpo.




Pilar García, Directora del Centro CATA
Annabella García, Patricia Rodríguez, Psicólogas del Centro CATA