29 de octubre de 2012

¡ENAMÓRATE DE TU COMIDA!

ARTICULO REALIZADO POR EL EQUIPO DEL CENTRO CATA

Dicen que el amor es el motor del mundo. Y la comida, el combustible. Pero no todo es tan sencillo, ni en el amor ni en la alimentación.

La relación que muchas personas en nuestro país mantienen con la comida es más tortuosa que el clásico “Cumbres Borrascosas”. Es una relación pasional, ambivalente, obsesiva, de rechazo, de miedo, de evitación, de adicción y de dependencia. La comida es fuente de malestar en buena parte de la población. Puede que obtengamos una gratificación inmediata, pero en bastantes casos este placer del momento es seguido de culpabilidad, malestar físico o emocional.

Nuestra salud es la gran perjudicada por una mala relación con la comida, y sobre todo nuestra salud mental. Los trastornos alimentarios son una importante epidemia de nuestra época en la sociedad occidental. El miedo a engordar, el rechazo de la comida o la adicción compulsiva a ingerir alimentos son algunos de los síntomas principales, que denotan una relación de amor-odio con la comida. En muchas ocasiones, ya sólo aparece el odio y la fobia a los alimentos, que son la fuente y el combustible de nuestro organismo, nos proporcionan energía y nos capacitan para vivir nuestras vidas día a día. Nuestra salud física y mental dependen en buena medida de una alimentación adecuada.

¿Cómo podemos mejorar nuestra relación con la comida?

- Sé sincero contigo mismo:

En el amor y en la amistad, la honestidad es fundamental. El engaño, los ocultamientos y los silencios estropean muchas relaciones de pareja y amistades, que pueden haber durado años.

Con la alimentación pasa lo mismo. El primer paso para una relación sana con nuestra comida es no mentirnos, darnos cuenta de lo que comemos y de cómo lo hacemos, qué tipo de comida y en qué cantidades la ingerimos. Podemos compararlo con los patrones de alimentación recomendados por las organizaciones mundiales y nacionales que se encargan de velar por nuestra salud.

Un truco para darnos cuenta con detalle de cómo comemos diariamente, sin trampas ni ocultamientos, es registrar durante unos días todo lo que comemos, incluídos los picoteos. También es muy útil anotar cuándo comemos, cuál es nuestro estado emocional previo a esa comida o picoteo, qué hacemos después y cómo nos sentimos. Esto nos proporcionará información muy útil sobre qué comemos realmente, por qué y cómo nos hace sentir. Es decir, la relación de la comida con nuestras emociones. Y en los casos en los que comemos automáticamente, nos ayuda a ser más conscientes del qué comemos y cómo lo hacemos. Así podemos prevenir los picoteos al tener que “anotarnos” a nosotros mismos esas comidas fuera de horas, y también investigar por qué las necesitamos.

- El amor es como el fuego, hay que entretenerlo y mantenerlo…


… Dice un viejo dicho proveniente de la sabiduría popular. Las atenciones, los detalles, el estar pendiente de las personas queridas, son cosas fundamentales para la salud y el bienestar de cualquier relación. Si no, nos arriesgamos a que se “apague la llama”, a que la monotonía y la desmotivación se instalen en el lugar de la alegría, la pasión, el cariño y la intimidad.

Cuando nos alimentamos es fundamental ser consciente de ese momento único que nos llena el cuerpo y el alma de sensaciones y emociones, recrearnos en el sabor de los alimentos, en el olor que nos ofrecen, en los vistosos colores y diferentes texturas que se despliegan ante nuestra mirada… Y por supuesto, saborear intensamente, masticando despacio, siendo conscientes de todo el proceso.

Así generamos emociones positivas que contribuyen a sanar nuestra relación con la comida. Además, ayudamos con una mejor masticación y salivación a digerir los alimentos, lo cual revierte en una mejoría de nuestro sistema digestivo y en un aprovechamiento óptimo de los nutrientes que ingerimos.

- La fragancia queda siempre en la mano que da la rosa.

Es cierto, y también en la mano que prepara la comida. Existe una gran diferencia entre la comida precocinada, llena de aditivos y con un valor nutricional menguado por el proceso de preparación para su puesta a la venta, y la comida que preparamos con cariño, esmero e ingredientes lo más naturales posible.

Al igual que sucede con el amor, el esfuerzo que ponemos en que las cosas marchen bien, en dar lo mejor de nosotros mismos, en disfrutar del proceso, en invertir un poco de tiempo y esfuerzo en comer de manera más natural y sana, ofrece grandes recompensas para nuestro bienestar físico y emocional.

- Los colores del amor, los colores de la vida.

Es cierto que cuando nos enamoramos nos gusta presentarnos de la mejor manera posible ante los ojos del ser amado, cuidamos más nuestra apariencia, incluso solemos dedicar más esfuerzos a elegir con cuidado la ropa y el maquillaje.

El hecho de “vestir”y de “maquillar” nuestros platos con la mayor variedad de colores posible, se relaciona con una alimentación más saludable. Al incluir en nuestra dieta diaria alimentos verdes, rojos, azules, amarillos, naranjas, violetas, estamos incluyendo mayor variedad sobre todo de verduras, frutas, frutos secos, hortalizas y productos integrales. Los colores de los alimentos pueden relacionarse con su composición nutricional, pero también con las emociones que nos despierta su presencia al ingerirlos.

El cuidar la presentación de la comida, sin que sea complicado sino más bien que parezca apetitosa, y el incluir una gran variedad de colores, se relaciona con una alimentación más saludable y más estimulante.

- El amor es lo más maravilloso cuando es correspondido…

…Por eso también conviene “enamorarse” de los alimentos que nos devuelven emociones positivas. Una alimentación saludable, con el menor número de aditivos industriales, toxinas, y sin exceso de azúcares y grasas perjudiciales para la salud, nos devuelve salud, plenitud, energía, y un mejor funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestras emociones.

- Si algo va mal… ¡Busca ayuda!

Cuando algo no funciona en una pareja, es de ayuda en muchas ocasiones asistir a una terapia de pareja. Al igual que cuando pasamos por un duelo complicado tras perder a un ser querido, es útil consultar con un especialista que nos guíe en este inevitable proceso, para salir reforzados y aún más sabios tras atravesarlo.

Cuando alguien nos avisa, o nosotros mismos advertimos, que nuestra relación con la comida está trastornada, que las emociones que tenemos hacia los alimentos y hacia nuestro cuerpo son negativas, que nuestra autoestima está mermada y buscamos cambiarnos haciendo cambios drásticos en nuestra alimentación, o que nuestra angustia grita en nuestro interior y la ahogamos y acallamos con comida una y otra vez… En definitiva, si tenemos indicios de que podemos padecer un trastorno alimentario, siempre es útil buscar ayuda terapéutica, ya que estos trastornos se instalan de manera insidiosa y se anclan fuertemente en la persona, agravándose con el tiempo y siendo realmente laboriosa su curación.

- Una receta muy simple

En tu alimentación, y en toda tu vida, pon unas buenas dosis de amor y de alegría, un chorrito de imaginación y unas pizcas de optimismo.



Pilar García Val, Directora del Centro Cata
Anabella García Morán y Patricia Rodríguez Nava, Psicólogas del Centro Cata

18 de octubre de 2012